Cuando abrimos cualquier hoja de cálculo lo que vemos es algo así como una tabla enorme, con filas y columnas que se extienden a la derecha y abajo. Eso es una hoja.
En la parte de abajo podemos ver varias pestañas. Cada una de ellas es una hoja. Un archivo de una hoja de cálculo es, en realidad, varias hojas. Por eso se le conoce como libro.
Cada libro (es decir, cada archivo) puede contener un gran número de hojas. En un principio, siempre nos aparecen tres, pero podemos añadir más o borrar las que nos sobran.
Cada rectángulo formado por el cruce de una columna y una fila se llama celda. En las celdas es donde colocamos los datos que vamos a utilizar para realizar operaciones, o las operaciones en sí mismas.
Las celdas se denominan indicando primero la letra de la columna a la que pertenecen y luego el número de la fila en la que están.
Podemos modificar el aspecto de una hoja a nuestro gusto, dándole formato para obtener una presentación de los datos más atractiva.
Podemos unir celdas, incrementar o disminuir el ancho de las columnas y el alto de las filas, dar color, etc.